miércoles, 29 de junio de 2011

Caza del tesoro sobre la computadora.

Introducción:
¿Has visto alguna vez  una  computadora? ¿Conoces las funciones de la computadora ?Hoy vamos  aprender sobre las computadoras, ¿Qué son las computadoras?  ¿Cuáles son sus partes? ¿Para qué sirven? Además  vamos a visitar el centro de informática para observar, manipular y manejar una computadora.    



Preguntas:
¿Qué es una computadora?
¿Cuál es la importancia de la computadora?
¿Cuales son la parte de una computadora?
¿Cuales funciones tienen las computadoras?
¿Qué hace una computadora?
¿Qué es el CPU de la computadora?
¿Qué es el disco duro y qué  función hace en la computadora? 
¿Qué es el monitor de una computadora?
¿Qué  es el teclado de una computadora?
¿Qué es el mouse de una computadora?

Recursos:

Gran pregunta:
Después de aprender   sobre la computadora, ¿crees que las computadoras son importantes para el desarrollo de los seres humano y su manejo en la actualidad?

domingo, 26 de junio de 2011

Recursos del Nivel Inicial.

A continuación  se presentan los diferentes recursos  del  Nivel Inicial como son:





                                   



           Verde, verde es su vestido;                                                               
            tiene barba y grandes dientes                                                          
            el no come y es comido                                                                    
            por toditos los presentes.                                                                   .
                                           (El choclo)



                                                                       
         Soy roja, gorda, y pecosa
         tengo corazón  y endulzo
        siembre la boca del que me
        arrenca la cola de un  violento
        tirón.                                                                       
                                           (La frutilla)                              .
                                                                    



  Una vieja larga y seca,
Derritiendo la manteca.
   
                          ( La vela)


 Salgo de la sala, voy a la cocina,
meneando la cola como una gallina.
   
                                 ( La escoba)                                                                






                                     
                                     
                                      Cuentos
                                  
 
        Los Tres Cerditos


En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa.
El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar. El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él. El mayor trabajaba en su casa de ladrillo. Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas riñó a sus hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.

El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó. El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron pitando de allí. Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. 

El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó. Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.
                             



El Patito Feo

                            

En una hermosa mañana primaveral, una hermosa y fuerte pata empollaba sus huevos y mientras lo hacía, pensaba en los hijitos fuertes y preciosos que pronto iba a tener. De pronto, empezaron a abrirse los cascarones.

A cada cabeza que asomaba, el corazón le latía con fuerza. 

Los patitos empezaron a esponjarse mientras piaban a coro. La madre los miraba eran todos tan hermosos, únicamente habrá uno, el último, que resultaba algo raro, como más gordo y feo que los demás. Poco a poco, los patos fueron creciendo y aprendiendo a buscar entre las hierbas los más gordos gusanos, y a nadar y bucear en el agua. Cada día se les veía más bonitos.


Únicamente aquel que nació el último iba cada día más largo de cuello y más gordo de cuerpo.... La madre pata estaba preocupada y triste ya que todo el mundo que pasaba por el lado del pato lo miraba con rareza. Poco a poco el vecindario lo empezó a llamar el "patito feo" y hasta sus mismos hermanos lo despreciaban porque lo veían diferente a ellos.

El patito se sentía muy desgraciado y muy sólo y decidió irse de allí. Cuando todos fueron a dormir, él se escondió entre unos juncos, y así emprendió un largo camino hasta que, de pronto, vio un molino y una hermosa joven echando trigo a las gallinas.


Él se acercó con recelo y al ver que todos callaban decidió quedarse allí a vivir. Pero al poco tiempo todos empezaron a llamarle "patito feo", "pato gordo"..., e incluso el gallo lo maltrataba. Una noche escuchó a los dueños del molino decir: "Ese pato está demasiado gordo; lo vamos a tener que asar".

El pato enmudeció de miedo y decidió que esa noche huiría de allí. Durante todo el invierno estuvo deambulando de un sitio para otro sin encontrar donde vivir, ni con quién. Cuando llegó por fin la primavera, el pato salió de su cobijo para pasear. De pronto, vio a unos hermosos cisnes blancos, de cuello largo, y el patito decidió acercarse a ellos. 

Los cisnes al verlo se alegraron y el pato se quedó un poco asombrado, ya que nadie nunca se había alegrado de verlo. Todos los cisnes lo rodearon y lo aceptaron desde un primer momento. Él no sabía que le estaba pasando: de pronto, miró al agua del lago y fue así como al ver su sombra descubrió que era un precioso cisne más. Desde entonces vivió feliz y muy querido con su nueva familia.
                                      


Bambi

                                     
Había una vez un bosque donde vivían muchos animales y donde todos eran muy amiguitos. 

Una mañana un pequeño conejo llamado Tambor fue a despertar al búho para ir a ver un pequeño cervatillo que acababa de nacer. Se reunieron todos los animalitos del bosque y fueron a conocer a Bambi, que así se llamaba el nuevo cervatillo.

Todos se hicieron muy amigos de él y le fueron enseñando todo lo que había en el bosque: las flores, los ríos y los nombres de los distintos animales, pues para Bambi todo era desconocido.

Todos los días se juntaban en un claro del bosque para jugar. Una mañana, la mamá de Bambi lo llevó a ver a su padre que era el jefe de la manada de todos los ciervos y el encargado de vigilar y de cuidar de ellos. Cuando estaban los dos dando un paseo, oyeron ladridos de un perro. 

"¡Corre, corre Bambi! dijo el padre- ponte a salvo". "¿Por qué, papi?", preguntó Bambi. Son los hombres y cada vez que vienen al bosque intentan cazarnos, cortan árboles, por eso cuando los oigas debes de huir y buscar refugio.
Pasaron los días y su padre le fue enseñando todo lo que debía de saber pues el día que él fuera muy mayor, Bambi sería el encargado de cuidar a la manada. Más tarde, Bambi conoció a una pequeña cervatilla que era muy guapa llamada Farina y de la que se enamoró enseguida.

Un día que estaban jugando las dos oyeron los ladridos de un perro y Bambi pensó: "¡Son los hombres!", e intentó huir, pero cuando se dio cuenta el perro estaba tan cerca que no le quedó más remedio que enfrentarse a él para defender a Farina. Cuando ésta estuvo a salvo, trató de correr pero se encontró con un precipicio que tuvo que saltar, y al saltar, los cazadores le dispararon y Bambi quedó herido.

Pronto acudió su papá y todos sus amigos y le ayudaron a pasar el río, pues sólo una vez que lo cruzaran estarían a salvo de los hombres, cuando lo lograron le curaron las heridas y se puso bien muy pronto.
Pasado el tiempo, nuestro protagonista había crecido mucho. Ya era un adulto. Fue a ver a sus amigos y les costó trabajo reconocerlo pues había cambiado bastante y tenía unos cuernos preciosos. El búho ya estaba viejecito y Tambor se había casado con una conejita y tenían tres conejitos. 

Bambi se casó con Farina y tuvieron un pequeño cervatillo al que fueron a conocer todos los animalitos del bosque, igual que pasó cuando él nació. Vivieron todos muy felices y Bambi era ahora el encargado de cuidar de todos ellos, igual que antes lo hizo su papá, que ya era muy mayor para hacerlo.
                                 


La Gallina de los Huevos de Oro

                                                    

Había un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo: 
Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro. 
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. 

Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. 
Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo.
Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca.

Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
"¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro".

Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.
                                     




Ricitos de Oro
                            
 En un bosque florido y frondoso vivían tres ositos, un papá, una mamá y el pequeño osito. 

Un día, tras hacer todas las camas, limpiar la casa y hacer la sopa para la cena, los tres ositos fueron a pasear por el bosque para que el pequeño osito pudiera jugar y respirar aire puro. De repente, apareció una niña muy bien vestida llamada Ricitos de Oro. 

Cuando vio la casita de los tres ositos, se asomó a la ventana y le pareció muy curioso lo ordenada y coqueta que tenían la casa. 

A Ricitos de Oro se le olvidaron los modales que su mamá le había inculcado y decidió entrar en la casita de los tres ositos. "¡Oh! ¡Qué casita más bonita! ¡Qué limpia y ordenada tienen la casa la gente que vive aquí!". Mientras iba observando todo lo que había en la casa comenzó a sentir hambre, ya que le vino un olor muy sabroso a sopa .

"¡Mmm...! ¡Qué hambre me ha entrado! Voy a ver que tendrán para cenar." Fue hacia la mesa y vio que había tres tazones. Un tazón pequeño, uno más grande y otro más y más grande que los otros dos anteriores. Ricitos de Oro siguió sin acordarse de los modales que su mamá le había enseñado y en vez de esperar a que los tres ositos volvieran a la casita y le invitaran a tomar un poco de la sopa que habían preparado, se lanzó directamente a probarla.

Comenzó por el tazón más grande, pero al probarlo, la sopa estaba demasiado caliente. 

Entonces pasó al tazón mediano y al probarlo, la sopa estaba demasiado fría, pasándose a probar el tazón más pequeño que estaba como a ella le gustaba. "Está en su punto", dijo la niña.

Cuando acabó la sopa se subió a la silla más grandota pero estaba demasiado dura y se pasó a la otra silla más mediana comprobando que estaba demasiado blanda, y entonces decidió sentarse en la silla más pequeña que estaba ni muy dura ni muy blanda; era comodísima. 

Pero la sillita estaba acostumbrada al peso tan ligero del osito y poco a poco el asiento fue cediendo y se rompió. Cuando Ricitos de Oro se levantó del suelo, subió a la habitación de los tres ositos y comenzó a probar las tres camas. Probó la cama grande pero estaba demasiado alta. Después probó la cama mediana pero estaba demasiado baja y por fin probó la cama pequeña que era tan mullidita y cómoda que se quedó totalmente dormida.

Mientras Ricitos de Oro dormía profundamente, llegaron los tres ositos a la casa y nada más entrar el oso grande vio cómo su cuchara estaba dentro del tazón y dijo con su gran voz: "¡Alguien ha probado mi sopa!". Y mamá oso también vio su cuchara dentro del tazón y dijo: "¡Alguien ha probado también mi sopa!". Y el osito pequeño dijo con voz apesadumbrada: "¡Alguien se ha tomado mi sopa y se la ha comido toda entera!".


Después pasaron al salón y dijo papá oso: "¡Alguien se ha sentado en mi silla!". Y mamá oso dijo: "¡Alguien se ha sentado también en mi silla!". Y el pequeño osito dijo con su voz aflautada: "¡Alguien se ha sentado en mi sillita y además me la ha roto!". 

Al ver que allí no había nadie, subieron a la habitación para ver si el ladrón de su comida se encontraba todavía en el interior de la casa. Al entrar en la habitación, papá oso dijo: "¡Alguien se ha acostado en mi cama!". Y mamá eso exclamó: "¡Alguien se ha acostado en mi cama también!". Y el osito pequeño dijo: "¡Alguien se ha acostado en ella...!". 

Ricitos de Oro, mientras dormía creía que la voz fuerte que había escuchado y que era papá oso, había sido un trueno, y que la voz de mamá oso había sido una voz que la hablaba en sueños pero la voz aflautada del osito la despertó. De un salto se sentó en la cama mientras los osos la observaban, y saltó hacia el otro lado saliendo por la ventana corriendo sin parar un solo instante, tanto, tanto que no daban los pies en el suelo. 

Desde ese momento, Ricitos de Oro nunca volvió a entrar en casa de nadie ajeno sin pedir permiso primero.




Los Siete Cabritillos


                                      
                                        

En una bonita casa del bosque vivía mamá cabra con sus siete cabritillos. Una mañana mamá cabra le dijo a sus hijos que tenía que ir a la ciudad a comprar y de forma insistente les dijo: "Queridos hijitos, ya sabéis que no tenéis que abrirle la puerta a nadie. Vosotros jugad y no le abráis a nadie". 

"¡Sí mamá. No le abriremos a nadie la puerta."

La mamá de los cabritillos temía que el lobo la viera salir y fuera a casa a comerse a sus hijitos. Ella, preocupada, al salir por la puerta volvió a decir: "Hijitos, cerrar la puerta con llave y no le abráis la puerta a nadie, puede venir el lobo." El mayor de los cabritillos cerró la puerta con llave.

Al ratito llaman a la puerta. "¿Quién es?", dijo un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá", dijo el lobo, que intentaba imitar la voz de la mamá cabra. "No, no, tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la voz fina y tú la tienes ronca." El lobo se marchó y fue en busca del huevero y le dijo: "Dame cinco huevos para que mi voz se aclare." 


El lobo tras comerse los huevos tuvo una voz más clara. De nuevo llaman a la puerta de las casa de los cabritillos. "¿Quién es?". "Soy yo, vuestra mamá." "Asoma la patita por debajo de la puerta." Entonces el lobo metió su oscura y peluda pata por debajo de la puerta y los cabritillos dijeron: "¡No, no! tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la pata blanquita."

El lobo enfadado pensó: "Qué listos son estos cabritillos, pero se van a enterar, voy a ir al molino a pedirle al molinero harina para poner mi para muy blanquita." Así lo hizo el lobo y de nuevo fue a casa de los cabritillos. "¿Quién es?", dice un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá." 

"Enseña la patita por debajo de la puerta." El lobo metió su pata, ahora blanquita, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron: "¡Sí, sí! Es nuestra mamá, abrid la puerta." Entonces el lobo entró en la casa y se comió a seis de los cabritillos, menos a uno, el más pequeño, que se había escondido en la cajita del reloj.

El lobo con una barriga muy gorda salió de la casa hacia el río, bebió agua y se quedó dormido al lado del río. Mientras tanto mamá cabra llegó a casa. Al ver la puerta abierta entró muy nerviosa gritando: "¡Hijitos, dónde estáis! ¡ Hijitos, dónde estáis!". 


Una voz muy lejana decía: "¡Mamá, mamá!". "¿Dónde estás, hijo mío?". "Estoy aquí, en la cajita del reloj." La mamá cabra sacó al menor de sus hijos de la cajita del reloj, y el cabritillo le contó que el lobo había venido y se había comido a sus seis hermanitos. 

La mamá cabra le dijo a su hijito que cogiera hilo y una aguja, y juntos salieron a buscar al lobo. Le encontraron durmiendo profundamente. La mamá cabra abrió la barriga del lobo, sacó a sus hijitos, la llenó de piedras, luego la cosió y todos se fueron contentos. Al rato el lobo se despertó: "¡Oh¡ ¡Qué sed me ha dado comerme a estos cabritillos!". 

Se arrastró por la tierra para acercarse al río a beber agua, pero al intentar beber, cayó al río y se ahogó, pues no podía moverse, ya que su barriga estaba llena de muchas y pesadas piedras. Al llegar a casa, la mamá regañó a los cabritillos diciéndoles que no debieron desobedecerla, pues mira lo que había pasado.
                                   




                               

                                 Fábulas
                                                        


                                                         



El hombre y la culebra 
        
 Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó. Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello.
El hombre, sorprendido, le dijo: ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal? Y ella respondió:  No hago sino obedecer las leyes de mi instinto. Entretanto pasó una raposa, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda. 

Mal podría juzgar - exclamó la zorra -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos. Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo.

 Ahora tú  dirigiéndose al hombre, le dijo no te dejes llevar por corazonadas, y tú -añadió, dirigiéndose a la serpiente , si puedes escapar, vete.

Moraleja:

Atajar al principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.


Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.
La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.    

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:
 Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
  
Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.


Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, alejado del camino, mientras su vecina vivía muy orgullosa en una charca al centro del camino.
La del pantano le insistía a su amiga que se fuera a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí estaría mejor y más segura.

Pero no se dejó convencer, diciendo que le era muy difícil abandonar una morada donde ya estaba establecida y satisfecha.

Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no quiso aceptar el mudarse.

Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, no la rechaces.



El león y el delfín

Paseaba un león por una playa y vio a un delfín asomar su cabeza fuera del agua. Le propuso entonces una alianza:
 Nos conviene unirnos a ambos, siendo tú el rey de los animales del mar y yo el de los terrestres  le dijo.

Aceptó gustoso el delfín. Y el león, quien desde hacía tiempo se hallaba en guerra contra un loro salvaje, llamó al delfín a que le ayudara. Intentó el delfín salir del agua, mas no lo consiguió, por lo que el león lo acusó de traidor.

 ¡No soy yo el culpable ni a quien debes acusar, sino a la Naturaleza -- respondió el delfín, porque ella es quien me hizo acuático y no me permite pasar
a la tierra! 

Cuando busques alianzas, fíjate que tus aliados estén en verdad capacitados de unirte a tí en lo pactado.


El buey y el mosquito

En el cuerno de un buey se posó un mosquito.
Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su vuelo preguntó al buey si se alegraba que por fin se marchase.

El buey le respondió: Ni supe que habías venido. Tampoco notaré cuando te vayas.

Pasar por la vida, sin darle nada a la vida, es ser insignificante.


                                        
                                                                     
                                     


                                        Poesías
 
                                              
                                       


                   
                 
                  
                        
                             



''El gran sueño''
 
Ayer soñé que caminaba
por verdes prados limpios.
Ayer soñé que caminaba
por verdes prados floridos.  
Soñé, soñé. 
 
Que la gente se quería
que no existían las guerras
que no existía el egoísmo.                               
 
Soñé un mundo perfecto
por un mundo de maravillas.
 
Soñé, soñé que soñaba.
 
                                                   

                                                          
' En la playa''

En la arena fina
un castillo haré. 
Cuando venga el agua
se lo entregaré,
y me dirá:¡gracias!
y yo: ¡no hay de qué!
Dentro del castillo
me dejará un pez. 
Con la arena fina
un castillo haré.




´´En mi pueblo´´

En mi pueblo hay una plaza
con un árbol y una flor
y un campanario tan alto
que alguna vez tapa el sol.
Por las calles pasan coches
ue hacen rum...con su motor; 
Y como también pasan gallos
y los niños, y el doctor;
cuando todos hacen fila
el tráfico va mejor.



                                          
                                                         
                                       Retahílas

                                      
   




''La gatita Carlota''

Yo soy la Gatita Carlota
Mi novio es el Gato con Botas
Te vengo a invitar a un paseo
Por arriba del tejado
No puedo mi madre ha salido
Ha ido a comprarme un vestido
Ven a verme mañana
Yo te espero en la ventana.
Micifú
Micifú
Por tu amor estoy cucú
Dime “Miau, miau, miau”
Mi gatito
Micifú.

''Una paloma''

Una paloma, punto y coma
salió de su nido, punto y seguido
quería ser cantantepunto y aparte
¡pobre animal!  punto y final.
Yupi ya ya, yupi yupi ya
Yupi ya ya, yupi yupi ya (Bis)
yupi ya ya, yupi, ya ya yupi,
ya ya yupi yupi ya.
Cuando bebas Coca-cola harás así: gluglú (Bis)
cuando bebas Coca-cola (bis)
cuando bebas Coca-cola harás así: gluglú.
Yupi ya, ya, yupi yupi ya gluglú (Bis)
yupi ya ya yupi ya ya yupi
ya ya yupi yupi ya glu-glu.

Cuando untes mantequilla harás así: zas-zas…
Yupi ya ya yupi yupi ya, glu-glu, zas-zas. (bis)…
Cuando juegues al baloncesto harás así: zas-pum…
Cuando rías por el día harás así: ja-ja…
Cuando llores por la noche harás así: bua-bua…
Cuando bailes sevillanas harás así: olé.olé…
Cuando viajes en tu coche harás así: moc-moc




                                                 
                                       Trabalenguas



                                               


      '' como''
Si yo como como como,
y tú comes como comes.
¿Cómo comes como cómo?
Si yo como como como.

'' El enladrillado''

El cielo está enladrillado
¿quién lo desenladrillará?,
el desenladrillador que lo desenladrille
buen desenladrillador será.

''Los Tres Tristes Tigres''

Tres tigres trigaban trigo,
tres tigres en un trigal.
¿Qué tigre trigaba más…?
Los tres iguales.

 

‘’Pata, Peta, Pita y Pota’’

Pata, Peta, Pita y Pota,
cuatro patas, con un pato
y dos patas cada una.
Cuatro patas, cada pata
con dos patas y su pato.
Pota, Pita, Peta y Pata
.

                                                             




                                                          Canciones




''Al olivo, al olivo''

  
Al olivo, al olivo, al olivo subí.

 Por coger una rama del olivo caí.
 

  Del olivo caí, quién me levantará?
  Una niña morena que la mano me da.
 

  Que la mano me da, que la mano me dio,
   una niña morena que es la que quiero yo.
 

 Que es la que he de querer, una niña morena,
  que ha de ser mi mujer.


  Que ha de ser y será esta niña morena
  que la mano me da.



''Los pollitos''
 
Los pollitos dicen,pio,pio,
pío, pío, pío, cuando tienen 

hambre cuando tienen frío.

La gallina busca el maíz y el

trigo,les da la comiday les da 
abrigo.

Bajo sus dos alas se están 

quitecitos, y hasta el otro día
duermen calentitos.
  



 
´´Cu cú´´
cu cú, Cu cú, cu cú

Cu cú cantaba la rana
Cu cú debajo del agua.

Cu cú pasó un caballero
Cu cú con capa y sombrero.

Cu cú pasó una señora
Cu cú con traje de cola.

Cu cú pasó un marinero
Cu cú vendiendo romero.

Cu cú le pidió un ramito.
Cu cú no le quiso dar.
Cu cú y se echó a llorar

''El Barquito de Cáscara de Nuez''


Un barquito de cáscara de nuez,
adornado con velas de papel,
se hizo hoy a la mar para lejos llevar
gotitas doradas de miel.

Un mosquito sin miedo va en él
muy seguro de ser buen timonel.

Y subiendo y bajando las olas
el barquito ya se fue.

Navegar sin temor
en el mar es lo mejor,
no hay razón de ponerse a temblar.

Y si viene negra tempestad
reír y ramar y cantar.

Navegar sin temor
en el mar es lo mejor.

Y si el cielo está muy azul,
el barquito va contento por los
mares lejanos del Sur.

Un barquito de cáscara de nuez,
adornado con velas de papel,
se hizo hoy a la mar para lejos llevar
gotitas doradas de miel.

Un mosquito sin miedo va en él
muy seguro de ser buen timonel.

Y subiendo y bajando las olas
el barquito ya se fue.

Navegar sin temor
en el mar es lo mejor,
no hay razón de ponerse a temblar.

Y si viene negra tempestad
reír y remar y cantar.

Navegar sin temor
en el mar es lo mejor.

Y si el cielo está muy azul,
el barquito va contento por
los mares lejanos del Sur.








                                          
                                          Refranes



A asno lerdo, arriero loco.

A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro.


Caballero en buen caballo; en ruin, ni bueno ni malo.


Caballito de cartón, ni andante, ni galopante, ni trotón.



Da a los ricos lo suyo, a los pobres lo tuyo.





Dábale el judío pan al pato, y tentábale el culo de rato en rato.

Da buena cava a tu viña, y tendrás buena vendimia. 


Gallina ponedora y mujer silenciosa, valen cualquier cosa.



                                                                     

                                           


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Las Frutas
 

La computadora